Yo no entiendo nada...




Mujer, yo no entiendo nada. Me turban los números y las instalaciones de gas en los edificios. Me aturden los gimnasios y las manifestaciones por los derechos de los animales. No concibo la verdad de los periódicos, encuentro poca luz en los panfletos evangélicos y salgo perturbado de los seminarios universitarios. Cuando veo un cubo siento un vacío irremediable y me confunden los alambres con que llenamos nuestros corazones, pienso que en el futuro deberían fundar escuelas que enseñen amarnos los unos a los otros. Aun así creo que nadie entendería nada. Yo, al menos, yo no entiendo nada. Ni los recibos de la luz ni las cartas del ayuntamiento, ni los informes literarios ni los planes urbanísticos, ni los contratos arrendatarios ni las dependientas maquilladas de las tiendas de zapatos. (¿Cuánto rímel se necesita para vender unos zapatos?) Ni los cursos de iniciación espiritual, ni los fines de semana consolidando una plantilla, porque cada vez que veo una piscina me invaden unas ansias enormes de ahogarme (no es posible que tanta agua sirva sólo para decorar una casa). Tampoco entiendo las casas, ni los muebles, ni los perros minúsculos disfrazados de doncella. Mujer, yo no entiendo nada. Me ofuscan las armas, las flores de plástico, las películas danesas, la metafísica brasileira, la vida laboral de los trabajadores chinos.  Me confunden los curas internautas que no duermen , el conservador verde, la sonrisa psicotrópica de los vendedores espiritosos, los empresarios budistas, los anarcos nacionalistas y los yo- no-me- mojo- al- menos- que- me- den- guita defensores del Estado. También me desorientan los jóvenes sometidos, eso que ratifican que si, que no importa si el mundo se hace pedazos mientras tengamos la pensión asegurada, los mochileros computarizados, los seré alevoso hasta los 25 años y después cambiaré  mi vestuario porque todo tiene su tiempo y el Grunge fue un engaño y Kurt Cobain se pegó un tiro porque estaba deprimido y porque nadie le hacía caso, los respeto a la mujer porque asistí a los cursos de ciudadanía ética de mi colegio privado. No los entiendo. Ni  a los marketing devotos, ni a los leo para ser interesante, ni a los cuando camino emano un halo de éxito que adormece a las universitarias rancias. Yo no entiendo nada. Cuando miro al mundo mi mente se nubla de logogrifos cúbicos. Pero no me hagas caso, mujer, que menos tu vientre todo es confuso y yo no entiendo nada.



Barcelona/Montevideo/Madrid/2008-2011






3 comentarios:

  1. Muy bueno Omar, es curioso yo tampoco entiendo nada de eso, pero a ti te entendí perfectamente ;)

    besos!

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  2. Teresa!!! y te digo algo. Se me aumentaron un par de cosas que no logro entender... a ver si venís a cantar a Madrid... saludos...

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  3. Muchas felicidades Omar, me emocionaste..y la musica ideal..excelente :-)))

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