Desde ahi...




Brinda por mí sólo con los ojos
yo brindaré con los míos,
o soltaré un beso en la copa,
y no pediré más vino.

La sed que nace del alma
exige un vino divino,
y aunque pudiese beber el mejor de todos,
no lo cambiaría por el tuyo.

Un ramo de flores te fue enviado,
no tanto para premiarte
sino para darle la esperanza
de que no se marchitara;
más sobre el apenas respiraste
y lo enviaste de nuevo hacia mí.

Desde ahí crece y huele, lo juro,
no a sí mismo, sino a vos.


Madrid/2012




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