Amor y verso...





Si, lo sé, lo confirmo,
sé que soy dos veces tonto,
por amar, y por decirlo
en poesía quejumbrosa.

Pero ¿Dónde está ese sabio, que no podría ser yo,
si ella no me rehusara?

Así, como las vías interiores, tortuosas,
purgan el agua del mar de la corrosiva sal,
pensé que si alejar conseguía mis pesares
por la inoportuna rima, los aliviaría.

El pesar, cuando al metro se reduce, no puede ser tan agudo
ya que, si verso se encadena, éste se somete.

Mas, cuando eso está hecho, alguien,
por mostrar su arte y su voz,
mi dolor compone y canta,
y mientras a otros deleita,
de nuevo
el dolor libera que los versos contenían.

Al amor corresponde el tributo del verso y al dolor,
pero no el de aquel que cuando es leído agrada.

Ambos por estos escritos se incrementan,
pues así son los triunfos de ambos difundidos.

Y yo, que dos veces tonto era, paso así a serlo tres,
pues son los mejores tontos los que un poco sabios son.



Madrid/2011







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