Estado salvaje...





No me duele que mi porción de mundo
tenga poco de terrenal en ella;
ni que años de amor, en un minuto
de cabreo, se larguen sin dejar huella.

No lamento que los desvalidos
sean más alegres que yo,
pero sí que sufras por mi destino,
siendo un efímero como soy.

No es que mis motivos de dicha
sean extraños, llorosos,
o que la emoción de un simple beso
me haya inmovilizado tantos años.

Tampoco que las flores de estos jardines
que se marchitaban al nacer,
yazgan inertes en las amarras de mi corazón
con el peso de una era de hielo.

Ni que la ansiosa hierba
crezca sobre esta tumba,
sino que, mientras esté muerto en vida,
amada mía, encerrado, nunca más estaré.


Madrid/2011





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