Vámonos de acá poemas y canciones mías; ella no leerá ni escuchará.
Vámonos de acá juntos sin temor.
Vámonos de acá juntos sin temor.
Guarden silencio, ha pasado ya el tiempo de cantar;
las viejas y queridas cosas han acabado.
las viejas y queridas cosas han acabado.
Ella no nos ama, ni a ustedes ni a mí, como nosotros la amamos
sí, aunque cantásemos como ángeles en su oído, ella no escucharía.
Levantémonos y vámonos; ella no lo sabrá,
vayamos hacia el mar como los grandes vientos,
henchidos de espuma y arena ¿De qué vale quedarnos?
De nada sirve, pues las cosas son así,
y el mundo entero es amargo como una lágrima.
Y, aunque se esfuercen en mostrar cómo son las cosas,
ella no lo sabría.
Vamos a casa, ella no llorará.
dimos al amor muchos sueños y días que guardar,
flores sin aroma, y frutos que no crecían.
Todo está ya segado; no queda hierba que cortar.
y a los que hemos sembrado, aunque el sueño nos venciera,
a ella no le importaría
Vámonos de acá y descansemos; ella no amará.
no oirá si cantamos acerca de esto,
ni verá los caminos del amor, cuán dolorosos y escarpados son.
y a los que hemos sembrado, aunque el sueño nos venciera,
a ella no le importaría
Vámonos de acá y descansemos; ella no amará.
no oirá si cantamos acerca de esto,
ni verá los caminos del amor, cuán dolorosos y escarpados son.
Vengan ya, que así sea, no digan más nada; ya basta.
el amor es un mar baldío, amargo y profundo;
y aunque ella contemplara el cielo entero en flor allá arriba,
ella no amaría.
Abandonemos, alejémonos; a ella no le importará.
aunque todas las estrellas convirtieran el aire en oro,
y el incansable mar viera ante sí moverse
una flor de luna que embelleciera todas las flores de espuma;
aunque nos cubrieran las olas y arrojaran
a la profundidad los labios ardientes y el cabello ahogado,
a ella no le importaría.
Vámonos de acá; ella no lo verá.
cantemos todos, una vez más, juntos; acaso ella,
ella también, al recordar días y palabras que fueron,
se volverá un poquito hacia nosotros, suspirando; pero nosotros
ya nos habremos ido, nos habremos marchado,
como si nunca hubiésemos estado aquí.
el amor es un mar baldío, amargo y profundo;
y aunque ella contemplara el cielo entero en flor allá arriba,
ella no amaría.
Abandonemos, alejémonos; a ella no le importará.
aunque todas las estrellas convirtieran el aire en oro,
y el incansable mar viera ante sí moverse
una flor de luna que embelleciera todas las flores de espuma;
aunque nos cubrieran las olas y arrojaran
a la profundidad los labios ardientes y el cabello ahogado,
a ella no le importaría.
Vámonos de acá; ella no lo verá.
cantemos todos, una vez más, juntos; acaso ella,
ella también, al recordar días y palabras que fueron,
se volverá un poquito hacia nosotros, suspirando; pero nosotros
ya nos habremos ido, nos habremos marchado,
como si nunca hubiésemos estado aquí.
Madrid/2011
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