Librame...





Sutil bálsamo de la rígida medianoche,
que cierras con tus cuidadosos dedos
nuestros ojos que ansían ocultarse de la luz,
envueltos en la penumbra de un olvido celestial.

Dulcísimo sueño, si así te da la gana, cierra
en medio de tu cantar mis ojos anhelantes,
o aguarda el “así sea”, hasta que tu preciosa flor
derrame sobre mi lecho los dones de tu arrullo.

Líbrame pues, o el día que se fue volverá
a alumbrar mi almohada, engendrando aflicciones.

De la conciencia líbrame, que impone, inquisitiva,
su voluntad en lo oscuro, hurgando
como un perro que busca su hueso en la tierra.

Gira bien con la llave los cierres engrasados
y sella así la urna silenciosa de mi espíritu.


Madrid/2011





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